Buscar

Commodities

Aprovechar potencial del cobre, reto de mineras

Compartir

Para las mineras más grandes, Escondida también funciona como una referencia clave para la producción mundial del metal.

Para satisfacer la demanda mundial durante la siguiente década, la industria “tendrá que añadir el equivalente a una nueva Escondida cada 15 meses”, dice Jean-Sebastian Jacques, director de cobre de Río Tinto, que tiene una participación minoritaria en la mina. First Quantum, una minera de cobre de tamaño medio, dice que si China, India y Brasil llegan al nivel de consumo de cobre de EU en 2020, implicará nueve minas nuevas del tamaño de Escondida.

Esas proyecciones explican por qué las grandes empresas mineras británicas hablan sobre un crecimiento potencial en el cobre, a pesar de que las preocupaciones por la demanda china llevan a que el metal llegue a su precio más bajo desde 2010.

Tanto Río como BHP creen que el mercado de cobre tiene un exceso de oferta ahora, pero que se reducirá a partir de 2018, con crecientes déficits. “La historia del cobre se mantiene muy fuerte”, dice Mike Henry, presidente de mercadotecnia de BHP.

Algunas mineras británicas que se dedican exclusivamente al cobre invierten fuertemente en el crecimiento. Antofagasta espera elevar la producción anual de sus minas chilenas de 700 mil toneladas en 2014 a 900 mil en 2018. Kaz Minerals construye dos en Kazajstán.

Para BHP y Río, el cobre es particularmente importante ahora que las inversiones en sectores como el mineral de hierro y carbón parecen llegar al final. El mineral de hierro tiene una fuerte relación con la construcción de infraestructura en China que se espera que eventualmente disminuya; y el carbón tiene la amenaza de los cambios en las normas ambientales. Se espera que la demanda de cobre sea más estable: tiene un amplio rango de aplicaciones y se proyecta que sea muy necesario ahora que la economía mundial cambia hacia un mayor crecimiento dirigido por el consumidor.

Pero la complejidad y el costo de los proyectos significan que las enormes empresas mineras no están en condiciones para generar una rápida aceleración en la producción de cobre.

Patrick Jones, analista de Nomura en Londres, dice: “Las principales mineras diversificadas tienen importantes negocios de cobre, pero todas tienen predicamentos de un tipo o de otro cuando se trata de sus opciones para el crecimiento futuro”.

Escondida sufrirá una caída en la producción en 2016, cuando los minerales de las minas de BHP reduzcan su calidad. Mientras tanto Bingham Canyon, la mina de Río en Utah, tiene más de un siglo en el negocio del cobre, reducirá su producción este año en medio de un trabajo de rehabilitación.

Oyu Togoi, la otra mina de cobre operada por Río, es un dolor de cabeza. La esperada fase subterránea tiene retrasos por una disputa con el gobierno de Mongolia. Río redujo el valor del proyecto en 2013.

Río dio un paso adelante en diciembre, cuando el presidente estadunidense, Barack Obama, firmó una ley que pavimenta el camino para la construcción de Resolution, una mina de cobre que se espera sea una de las más grandes del mundo. Río es propietaRío de 55 por ciento del proyecto y BHP tiene una participación de 45 por ciento.

Sin embargo, para que Río obtenga todos los permisos para Resolution requerirá fácilmente entre cinco y siete años más. “Hay mucho trabajo por delante para completar el proceso de aprobación regulatoria”, advierte Jacques.

Debido a que es tan laborioso recibir la aprobación para las minas, Río y otras compañías se retiran de algunos proyectos, incluso si la producción de cobre involucrada es sustancial. Por ejemplo, desde 2013 Río y Anglo American renunciaron a Pebble, un enorme yacimiento de cobre en Alaska que es polémico por el efecto potencial en la pesca.

Otro reto para las mineras es el gasto que se requiere para la construcción de minas. Glencore, la tercera minera de cobre más grande del mundo por producción anual, y con más cantidad de cobre que cualquiera de sus rivales diversificadas, en 2014 vendió su proyecto de Las Bambas a MMG, una subsidiaria de la china Minmetals, por alrededor de 7 mil millones de dólares. MMG dijo en octubre que el restante 25 por ciento de construcción cuesta entre 2 mil 700 y 3 mil 200 millones de dólares.

Ese es el tipo de cantidades que las compañías mineras saben que no les gustan a los accionistas. Glencore no está dispuesto a construir proyectos y la mayor parte de las otras mineras intentan encontrar rutas de desarrollo con menores costos. BHP, dueño de Olympic Dam, una mina australiana, abandonó un plan de expansión en 2012 debido al costo probable. La compañía se prepara para pasar varios años en pruebas de un método alternativo de procesamiento más barato. Hace algo similar en Spence, un proyecto chileno más pequeño.

“Todas las mineras se interesan en el cobre porque todas ven que en unos años el mercado regresará a un déficit, pero intentan ser más inteligentes con respecto a la ejecución y la eficiencia de capital”, dice Jones. “Algunas mineras están en una encrucijada: ¿deben crecer con el cobre y cómo pueden hacerlo de manera más inteligente?

Río, que quedó lastimada por adquisiciones fallidas durante los años del auge de la minería, y BHP dijeron que es poco probable que busquen crecer mediante adquisiciones.

Era “muy difícil pensar en el tipo de fusiones y adquisiciones que alguna vez pudiera competir” con la rentabilidad esperada de los proyectos de cobre que ya están en los libros de BHP, dijo el mes pasado Andrew Mackenzie, director ejecutivo de BHP. “Lo que mostramos ahora con el cobre no siempre fue así, es que tenemos todo el cobre que queremos extraer”.

Tags:

You Might also Like