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Minería

El fundador de Appian Capital quiere invertir 2,000 mdd en minería en México

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Appian Capital tiene una bolsa de 6,000 millones de dólares y su fundador quiere que una gran parte se invierta en México, donde aún no tiene operaciones.

Michael Scherb, un exbanquero de J.P. Morgan y fundador del fondo de inversión Appian Capital, dice que está en México para “analizar lo que realmente es real y lo que no es”. Scherb se refiere al ruido que han levantado los movimientos regulatorios en el sector minero incentivados por la administración presidencial. Appian Capital justamente se dedica al mercado minero, acaba de levantar un fondo por 6,000 millones de dólares y quiere que al menos el 70% se invierta en Latinoamérica. Y hasta 2,000 millones de dólares en México.

Scherb conoce la industria minera mexicana. Dice que participó en la formulación de la oferta pública inicial de Grupo Fresnillo en la bolsa de Londres –en 2008–. Ahora, el fondo que maneja tiene activos mineros en Brasil, Australia, Canadá y algunos países de África, pero en México aún nada y cree que aquí aguarda una oportunidad. Aunque sabe que no es el mejor momento: en abril pasado se aprobó una reforma a la ley minera que endurece las concesiones y la administración federal actual ha dicho que no habrá nuevos permisos en el mercado.

Además, en el litio, un metal que ha llamado la atención con la transición energética, tampoco se puede invertir por ahora porque el Estado ha reservado la participación en toda la cadena para la estatal LitioMX y la forma de participación de los privados aún no está clara.

“Hemos invertido 1,000 millones de dólares en Brasil. Hemos invertido en Chile. Hemos invertido en Colombia. Estamos mirando a Ecuador potencialmente para la inversión. Y tenemos una oficina en Perú. Pero no hemos hecho nada en México. Y entonces pienso que hay algo que no está bien allí, dada la larga historia de la minería en México”, dice en una entrevista.

Más allá del litio

La intención de inversión del fondo es firme: Scherb dice que el monto podría ir entre 1,000 y 2,000 millones de dólares. Pero la decisión no está firmada en piedra. Él fundador del fondo está en México para entender la dinámica económica y política, hablar con funcionarios públicos y con los participantes de la industria. Dice que de estos últimos han recibido un mensaje y que éste es que esta industria es de paciencia. Pero que la decisión final de inversión dependerá, sobre todo, de la claridad sobre el mercado minero y sobre el reinicio de nuevas concesiones, algo que está pausado desde el inicio del sexenio.

“Estoy aquí por mucho. Pero la razón principal por la que estoy aquí es para analizar la receptividad de México a la inversión extranjera. Hay mucho ruido como se puede apreciar. Por eso venimos aquí y analizamos realmente lo que es real y lo que no lo es”. explica. “Al final obviamente vamos a apuntar a los ambientes más atractivos”.

“Pero hay mucho ruido desde el exterior. Y quería entrar para entender lo que realmente está sucediendo aquí y si México es receptivo a los inversionistas extranjeros en la minería. Y si un grupo como el nuestro, entra, es una buena validación para México. Significa que hemos hecho el trabajo, el análisis, y estamos aquí a largo plazo”.

Scherb dice que en México está buscando negocios relacionados con metales como cobre y plata, y algunos otros indispensables para la transición energética. Ya han descartado invertir en litio en el país. Para esto último apuntan hacia Brasil -que recién está desarrollando su mercado– y en menor medida a Chile y Argentina, que han tenido cambios abruptos en su política. También han descartado del todo a Bolivia, el país con mayores recursos en litio, pero que consideran más riesgoso.

La decisión sobre si el fondo invertirá o no en México se tomará en los siguientes tres años, dice su fundador. Scherb explica que en el mapa de riesgos han colocado factores como la incertidumbre política o la inseguridad –que tiene un principal acento en las regiones mineras– y del lado de los beneficios la calidad de la mano de obra, la cercanía de México con Estados Unidos y el nearshoring, que volverá a la frontera norte del país en una región aún más atractiva para la manufactura. Pero ese mapa aun está siendo completado.

“Tengo la esperanza de que entre las compañías y el gobierno haya un punto medio donde puedan encontrar una solución. Ahora, si lo hay, entonces creo que verán nuestro capital comenzar a fluir hacia México. Es poco probable que se lo quitemos a Brasil porque es muy amigable con los inversionistas. Pero tal vez si se lo quitamos a Perú y Chile, que también se están moviendo en la dirección opuesta. Así que si México se vuelve más atractivo, entonces eso nos quitará el capital de esas jurisdicciones”.

El fondo también tiene activos en el negocio energético, principalmente en las centrales solares –muchas de ellas que funcionan al lado de sus activos mineros–, pero en México este mercado también está detenido. Y de su apertura también dependerá la última decisión de inversión.

Pero mientras la dinámica en el mercado y los nuevos permisos se reanudan. Appian Capital ha puesto la mira en activos mineros ya en funcionamiento. Ya están en pláticas con algunas compañías y dice que sería posible ver una transacción en los próximos dos años.

Fuente: Expansión