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Tenemos uranio y está por los cielos… ¿Por qué no lo producimos?

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A mediados del siglo pasado, el mundo comenzó a generar energía nuclear, en cuya producción el uranio juega un rol protagónico. Desde entonces, el Estado mexicano hizo cambios a la Constitución para nacionalizar este metal radioactivo y creó una compañía paraestatal con miras a explorar y producir uranio (y por extensión electricidad) pero luego cambió de enfoque, y en los 80’s quedó en el olvido esta campaña prometedora de sumarse a la producción y/o venta de combustible para energía nuclear.

Ahora, más de 70 años después, ha crecido la preocupación por el cambio climático, y también se han disparado la demanda de electricidad y los precios de los combustibles fósiles, lo que se traduce en un renovado interés en las fuentes nucleares como una alternativa más limpia y sostenible.

En este contexto, México podría beneficiarse de la demanda creciente de uranio en el mundo, que ya ha imprimido un alza significativa en el precio del metal. A finales de febrero del 2024, la libra de uranio rondaba un precio de US$100, su nivel más alto en 17 años, y hay quienes estiman que este precio podría duplicarse para el 2025, a la luz de factores como la guerra y el déficit de oferta.

El uranio en México

De acuerdo con una investigación del Servicio Geológico Mexicano, en agosto de 1945, la Secretaría de Economía declaró el uranio como reserva natural. Un año después, mediante un decreto presidencial, se estableció que los yacimientos de uranio y otras sustancias radiactivas serían explotados exclusivamente por el Estado mexicano. Lo anterior sentó las bases para la creación de la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN), encargada de regular, coordinar y gestionar las actividades relacionadas con el uranio.

Durante los años 60, del CNEN emanaron investigaciones geológicas en varios estados, identificando reservas significativas en Sonora, Chihuahua, Durango, y de menor cuantía en Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí. Después, los asuntos nucleares dejaron de recaer en un solo ente y entonces nació Uranio Mexicano (Uramex), organismo descentralizado creado en 1979 con el objetivo de ser el agente exclusivo del Estado mexicano para explorar, explotar, beneficiar y comercializar minerales radiactivos.

En los archivos del SGM, se encuentran algunos de los hallazgos de Uramex, donde se indican los siguientes yacimientos, ordenados por estado:

Chihuahua
En la Sierra Peña Blanca y en sus alrededores se detectó la mayor parte de las localidades uraníferas del estado (El Nopal, Las Margaritas, Puerto III y otros más). De los yacimientos evaluados se calcularon las Reservas Totales in situ de 2,789 toneladas de óxido de uranio (U3O8).
Nuevo León

En la Cuenca de Burgos, limitada al norte por el Río Bravo dentro de la formación Frio No Marino se alojan los principales yacimientos uraníferos La Coma y Buenavista, entre otros, calculándose el tonelaje total de reservas en el área de 5,075 U3O8.
Sonora
En las estribaciones del flanco occidental de la Sierra de Aconchi, a 90 Km al noreste de la Cd. de Hermosillo dentro de la Sierra Madre Occidental se presenta el yacimiento Los Amoles con ley de 0.047% de U3O8. En el área se calcularon 1,664 ton de U3O8.
Durango

En el estado destacan las localidades detectadas en Sierra Coneto cuyas principales localidades son La Montosa, Pinito y Perla. Las Reservas Uraníferas en general en tonelaje in situ son de 1,267 ton U3O8.
Oaxaca

Se encontraron manifestaciones uraníferas como Santa Catarina Tayata y San Juan Mixtepec dentro del municipio del mismo nombre, con Reservas in situ de 696 toneladas de U3O8.
Baja California Sur
Los yacimientos de roca fosfórica San Juan de la Costa y de Santo Domingo contienen mineral de uranio en 120 g/tn de U3O8 para el primero, y 100 g/tn de U3O8 para el segundo. El tonelaje cubicado proviene de Rofomex (Roca Fosfórica Mexicana-1983) y asciende a 151,000 ton U3O8.

El informe concluye que “Las reservas de uranio evaluadas por URAMEX en el país, considerando al uranio tanto como producto principal, así como subproducto (roca fosfórica) sería de 162,491 ton U3O8”.

Una historia que se repite con el litio

De acuerdo con el SGM, nuestro país tiene 15 depósitos de uranio y aunque se ubica en el lugar 24 en reservas de ese mineral a nivel mundial, aparentemente dejó atrás los planes de producir energía nuclear, más limpia y eficiente, que su contraparte fósil. Esto en los 80’s, en el sexenio de Miguel de la Madrid, cuando le inversión energética se mudó a las fuentes hidráulica, geotérmica y el carbón.

La historia del uranio en México se repitió con el litio. En el 2022, cuando el llamado oro blanco gozaba de precios y demanda crecientes, el Gobierno ejecutó una sorpresiva reforma constitucional para que la exploración, desarrollo, producción, comercialización y cadena de valor del litio fuera controlada exclusivamente por el Estado. Entonces nació LitioMx, la paraestatal que habría de aprovechar todas las riquezas que prometía el metal de moda.

Esta medida tan cuestionable de nuestro Estado fue muy posiblemente inspirada por Bolivia, país que cuenta con las mayores reservas de litio en el mundo, y que nacionalizó dicho recurso, y también creó una compañía estatal para que se encargara del oro blanco, pero su industria nunca despegó, entonces tuvieron que abrir nuevamente las puertas a la inversión privada. El Presidente de Bolivia, Luis Arce, ya anunciaba en septiembre de 2023 inversiones comprometidas de US$3,000 millones en su sector de litio.

Ahora, al ver la realidad, México también ha abierto (al menos de palabra) la posibilidad de permitir esquemas con participación privada en su industria de litio, pues ya se demostró que por sí solo no puede aprovechar el metal; y si en este caso vemos que el Estado está dispuesto a ceder un poco, ¿podemos esperar que ocurra lo mismo con el uranio?

Esperemos que sí, por el bien de las energías limpias, por el combate al cambio climático, por los empleos, por la recaudación fiscal… Si México decidiera aprovechar el auge presente del uranio, quizás sería conveniente permitir inversiones privadas, que traen aparejadas experiencia y capital. Sólo faltaría que el SGM retomara la exploración de uranio, y que se posicionara públicamente respecto a la conveniencia y factibilidad de producir uranio en México.

Fuente: Mundo Minero