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Minería y desalinización en México. Ventajas y retos

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Cada vez tendremos menos agua dulce en el mundo, y las compañías mineras tendrán menos aprobación para usar agua en sus procesos. Es aquí donde se vuelve imperativo encontrar soluciones a fin de no perder operatividad, para no restringir fuentes de empleo en las regiones con vocación minera, ni dejar de aportar los minerales que demanda la vida moderna.

México cuenta con grandes desiertos, sobre todo en siete estados: Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila, San Luis Potosí y Zacatecas (todos estos líderes en producción minera), una condición muy inconveniente, ya que un ecosistema seco suele sufrir estrés hídrico.

De acuerdo con el Sistema Nacional de la información del Agua, tan solo en el 2021 se registraron 8,491 sequías en nuestro país, y más del 70% entraron en la clasificación de severas.

Ahora que se ha reformado la Ley de Aguas Nacionales y se han complicado las reglas del juego para las mineras, resulta preocupante que no se puedan otorgar concesiones para derechos de agua “para uso industrial en la minería”, si se determina que se puede afectar la disponibilidad de agua para otros usos. De igual forma, ahora está prohibida la transmisión de derechos de agua para ser empleados en la minería.

Esto por la parte jurídica; en la parte de las comunidades también se complica año con año la licencia social, y en el caso del agua es más difícil que se permita su uso, o que se deje atrás la idea de que la minería contamina y usa cantidades exorbitantes del líquido, cuando en realidad emplea menos del 1% del total nacional, frente a la agricultura, que gasta más del 70%.

La lógica nos hace pensar en una solución obvia: Desalinizar, pues el agua de mar es prácticamente inagotable, además, el derretimiento de los polos eleva el nivel del mar, y contener aunque de forma ínfima su avance, no ha de estar tan mal. El gran valor de esta alternativa, es que no se tocan las valiosas reservas de aguas continentales.

En este sentido, Viviana Cervantes apunta para Mexico Industry: “La instalación de plantas desalinizadoras para obtener agua de calidad y apegada a procesos responsables es una herramienta eficaz para la industria minera en México, que puede desempeñar un papel fundamental en el cuidado del vital líquido y que, a su vez, obtendría una nueva ventaja competitiva".

Actualmente destaca una tercia de procesos para desalinizar agua de mar: Destilación por Evaporación Instantánea Multietapa (MSF, por sus siglas en inglés); Electrodiálisis; y Ósmosis inversa. Siendo esta última opción la más empleada y desarrollada en la actualidad.

Básicamente, la ósmosis inversa se produce aplicando presión al agua salada para que atraviese una membrana semipermeable, la cual evita el paso de sales pero permite el flujo de agua, con lo cual se permite separar el agua de su contenido salino.

Una de las grandes ventajas que tendría el uso de agua de mar en la minería, además de que ahorraría un puñado de problemas relacionados con la licencia social y las autoridades ambientales, sería la independencia de factores ambientales como las lluvias para poder disponer del vital líquido.

No obstante, entre las desventajas de la desalinización figuran los altos costos de transporte del agua, ya que los ductos serían bastante extensos, y también resulta desafiante la disposición de la salmuera generada mediante la desalinización.

Por otra parte, se requiere un consumo importante de energía en la operación de una planta desalinizadora por ósmosis inversa, para conseguir generar la presión que ha de separar el agua y la sal extraídas del mar.

Al respecto, comenta Pablo Peñaranda, de Black & Veatch, que: “El principal desafío de estas plantas son sus costos de Capex y Opex, en comparación con los costos asociados a la utilización de aguas continentales, ya que se requiere menor procesamiento, menor intensidad de consumo de energía. Por otra parte, la conducción de agua desalinizada requiere del tendido de cientos de kilómetros de extensión de cañerías y de varios puntos de bombeo intermedio hasta el destino final”.

Un país que sirve de ejemplo a nivel Latinoamérica, es Chile, donde según la paraestatal Cochilco, se ha de alcanzar en el corto plazo un consumo del 71% de agua desalinizada en los procesos mineros para enfrentar la crisis hídrica del país.

Al cierre del 2021, la nación del cono sur sumaba una veintena de plantas desalinizadoras para abastecer de agua las actividades de la minería del cobre, con otras 20 plantas proyectadas, ya sea en etapa de aprobación o construcción, con miras a entrar en funciones en el próximo lustro.

Si bien el desabasto de agua se relaciona con el cambio climático, la minería debe sobreponerse a todo reto técnico, una de sus especialidades, e invertir duro en infraestructura y tecnología para seguir operando, minimizando su impacto ambiental.

Decía Humberto Vázquez, Presidente del Consejo Directivo Nacional de la AIMMGM, en el marco del seminario México Polimetálico 2023: “Tenemos que empezar a probar las tecnologías de desalinización, sabemos que es caro, pero es más caro no tener agua”.

Fuente: Mundo Minero