¿Geólogo? ¿Qué es un geólogo?

Cual si fuera un historiador, viaja y describe a través del tiempo, las cualidades y peligros de la naturaleza rocosa.

Como todo filósofo, define el origen de la vida y lanza sus pensamientos desde la profundidad de la Tierra.

Al pisar o al observar el paisaje del valle y la montaña, convierte su conocimiento en una poesía terrenalmente romántica.

Como si fuera un loco, habla con las rocas, les pregunta, las analiza y en ocasiones les reclama en sus recorridos cotidianos.

A veces le hace al médico, obtiene muestras y analiza su contenido, para luego brindar su diagnóstico y posterior tratamiento.

¿Aventurero? Muy aventurero. Es capaz de explorar los lugares más recónditos y riesgosos de la corteza terrestre, siempre y cuando lleve una brújula, una lupa y una botella de tequila.

El romanticismo es su arma más poderosa, enamora a las rocas, les habla al oído y hasta lengüetazos les aplica, con el único fin de lograr su objetivo: Dormir con ellas bajo la tranquilidad de la noche estrellada y la Luna como único testigo de su agotador esfuerzo.

De gran sensibilidad ambientalista, respira profundo ante la belleza de la selva o el desierto. Bien sabe que las rocas forman parte del hermoso equilibrio de la naturaleza.

Con la tecnología en sus manos y el romanticismo en su corazón, empezó usando el astrolabio y las estrellas, cargando una pesada plancheta. Hoy en día todo lo lleva en su ligero celular.

Por más que se reniega a dejar sus pesadas botas, cantimplora de aluminio, cinturón, brújula y martillo, se doblega ante la tecnología, al recibir desde el cielo las señales que le mandan por medio de imágenes, de coordenadas y un sinnúmero de información que disminuye sus sensibles recorridos por la naturaleza rocosa.

No puede ser un hombre duro quien abraza las rocas y se enamora de los minerales.

No puede ser alguien egoísta, quien inicia el camino del aprovechamiento de los elementos básicos, primordiales para la vida humana moderna.

No puede ser indiferente, alguien que demuestra su amistad abrazando y estimulando a quien lo rodea y sabe vivir en cordialidad y alegría.

Por: Alberto López Santoyo
Fuente: Mundo Minero