Los metales preciosos han vivido una racha sin precedentes a finales de 2025, con máximos históricos que destacan la fuerte demanda de estos activos considerados refugio y la presión de factores macroeconómicos globales.
El oro al contado superó la barrera de los US$4,550 por onza, marcando nuevos máximos históricos durante las últimas sesiones del año, impulsado por un dólar más débil, expectativas de recortes de tasas de interés en Estados Unidos y crecientes tensiones geopolíticas. El 26 de diciembre, el metal amarillo tocó precios cercanos a los US$4,530–4,550 por onza, consolidando una subida anual superior al 70 % en 2025.
La plata también vivió una escalada histórica, cruzando por primera vez el umbral de los US$75 por onza en una serie continua de sesiones al alza. Este avance ha sido impulsado por flujos especulativos, fuerte demanda física y un mercado con disponibilidad ajustada. Hasta ahora, la plata ha registrado un incremento cercano a 150 % o más en el año, superando con creces su comportamiento habitual.
El platino subió más de 40 % tan sólo durante el último mes, alcanzando niveles superiores a US$2,400 por onza, su nivel más alto desde que se tienen registros modernos. Esta subida responde tanto a una demanda sostenida como a una presión sobre la oferta, debido a interrupciones en Sudáfrica, el principal productor mundial del metal.
En conjunto, 2025 se perfila como uno de los mejores años para los metales preciosos desde 1979, gracias a su función como cobertura ante incertidumbre económica, y su creciente rol en aplicaciones industriales y tecnológicas. La expectativa de que la Reserva Federal estadounidense reduzca tasas en 2026, junto con compras continuas por parte de bancos centrales y entradas a fondos cotizados, ha reforzado el atractivo de estos metales.
Fuente: Mundo Minero